Hablándole a la nada
Contrariamente a lo de ayer, ésta conversación era una especie de monólogo invertido. De cabeza mi voz se expandía por todo el lugar como queriendo alcanzar hasta el más recóndito de los lugares inimaginables, iluminados o en completa oscuridad.
Siéntanse cómodos en sus butacas, camas, sillones, autos... ¡y escuchen!. Escuchen lo que les vengo a decir.
Mi voz en un principio salía a trastabillones, cada letra tropezaba con la siguiente y se formaba una madeja sin sentido. Esto combinado con un vaso de ¿soda?, ¿refresco?, ¿agua tónica?, refrescaron las cuerdillas vocales que en ese momento no dejaban de vibrar.
Y así sucedió todo. Frente a un micrófono imponente, con una extensión artificial de mis oídos, intentando hablar. ¡Intentando hablar!.
Escuchen lo que vengo a decir. No es nada relevante para algunos, para otros son patrañas y para aquellos de esa esquina es magia., sonidos, sabores y colores. ¿Para ti qué diablos es?.
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