Dando pequeños saltos por las pedregosas calles, voy pedaleando a paso rápido por algunas de las calles y avenidas principales.
Olvidando ciertas cosas, la mente se refugia en las esquinas y resaltos simples (o lomos de toro si se quiere).
La vida se va enredando en una cadena aceitosa y los rayos de alguna manera cortan la respiración que se agita con cada pedaleo.
El viento en mi cara me hace soltar un par de ideas asesinas y refirmo pensamientos crueles que venía desde hace un tiempo escribiendo. Las calles ayudan a derramar frases y los saltos a imprimirlos.
foto: google.