viernes, febrero 24, 2006

Relojería fina

Camino congelado
Los pies se detuvieron frente a la indiferencia. Las manos se soltaron de donde siempre están y los bolsillos resultaron el mejor hogar para protegerse del frío.
Uno, dos, tres pasos y nada. El camino se había detenido para pasar de una larga caminata a un estancamiento que hacía que sufrieran sus extremidades. Ellos querían más.
Era posible que ningún genio tuviera la respuesta. La bola de cristal tan solo colocaba las cartas, el resto sería cuestión de tiempo. ¿Habrá más qué hacer?.
Ambos querían tomarse de las orejas y sentir la respiración que se sostenía ya de un hilo. Ni la edad, ni el tiempo y ni siquiera las pocas ganas de seguir podían con la fuerza de la mirada. Esa misma que los vio nacer frente a la luna.
El silencio a veces grita con fuerza. Alguna vez lo dijeron todo, pero a pesar de eso, aún queda mucho de qué hablar.

7 comentarios:

ETZNAB dijo...

wow...me dió frio y me sentí rodeadamente solo...lo leeré unas 10 veces más para digerirlo, me gusta el estilo encriptado. :)
un saludo amiga.

El Coleccionista: dijo...

Pobres viejitos.

Se disculparon al final?

DINOBAT dijo...

La vida es viaje no es destino!

Unknown dijo...

Ayayay, maldita concepción de fin, porque nada nunca termina, siempre queda todo de qué hablar.

Un gusto leer tu blog. Un abrazo.

Claudia dijo...

cerra, terminar, concluir, ¡por qué será que cuesta tanto el punto final?
y terminamos diciendo de algún modo que siempre habrá otra conversación, algo que decir
te leo, saludos

Dannitas dijo...

Eso de que el ... El silencio a veces grita con fuerza... estoy totalmente de acuerdo!


un beso

Graciela dijo...

El relato me recordó que hay tantas cosas en mi vida a las que le tengo q poner punto final.
Y no puedo.

Un abrazo!