Fin en Brasil
Sólo uno eran en la habitación. Luego, el rechinar de la puerta de calle habló por sí sola para decir "basta, esto no es correcto". Prendas intercambiables y un solo discurso.
Sólo uno eran en la habitación. Luego, el rechinar de la puerta de calle habló por sí sola para decir "basta, esto no es correcto". Prendas intercambiables y un solo discurso.
- No quiero escucharte.
Arroz en la olla, vasos llenos y ensalada de tomates con pimentón verde. Las miradas eran húmedas, tanto como el vapor de la tetera caliente.
- Salgamos de aquí.
Y la travesía de un recorrido desconocido los hizo llegar al mismo terreno que alguna vez los cobijó como "sólo amigos".
Las vueltas en caracol, las vitrinas alternativas y la superficie resbalosa los hizo entrecruzar los dedos una vez más.
- Olvidémoslo todo y empecemos otra vez.
Llamada de celular. El encuentro es en pocos minutos un poco más allá, pero no más acá.
Ahora son cuatro. La salida se vuelve marcial y los cánticos militares resuenan como el sonido de las botas de combate sobre el asfalto.
Próxima parada: Estación República.
Algunos pasos apurados y ya estában todos allí. Una mesa, cuatro sillas y unos cuantos tragos hicieron del encuentro una burbuja amena y (sin) palabras. Nada más que decir... gracias.
After that: la foto la "robé" de aquí
5 comentarios:
Jo!
Te iba a comentar que esa foto la tenía un amigo en su blog, (es alguien que gusta de la música y los SecuaceS)
[que pequeña es la blogósfera]
Tremendo texto.
Saludos.
¡Hola, amiga Carla¡
Me enteré de tu blog desde METINCA.CL, está muy bueno.
Lo único que para mí no es correcto es dañar a la gente,y mentir.
Odio la estación república.
Eso de olvidar todo y empezar otra vez... nunca me resulta.
Saludos y un abrazo enorme!
Pucha Carlita, eres única...
un saludo para tí.
NO cambies.
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