Parado frente a un cuadro ya terminado por algún artista, un hombre quedó contemplando una parte de la pintura en la que una mujer ya madura mecía su cuerpo en una silla de jardín.
De vuelta en casa, el hombre aposentado en su sillón favorito, barajó todas las posibilidades.
- ¿Le habló otra vez?, ¿me alejo para siempre?, ¿cierro los ojos?
Así se la pasó toda la noche hasta que por fin se quedó dormido.
Al otro día decidió tomar el teléfono e intentar dar con el número de aquella mujer del cuadro, a quien había dejado de ver hace muchos años.
Se dejó por fin de payasadas y habló.
- Hola ¿te acuerdas de mí?
Y ahí comenzó el vals de los novios. Pasos para delante y otros para atrás, la mujer se desbordó por la pintura hasta salirse completamente de ella y comenzar un juego adolescente del cual ella era la protagonista principal.
Como las reglas no existen, las paredes cerraron por fin sus oídos (o se hicieron las sordas) y dejaron al libre albedrío al par de sombras amorosas hacer su trabajo.
El óleo ya está seco.
8 comentarios:
Hola,
Me gusto lo que leí, ta weno, me recordo a la spinturas de Harry Potter (bien estupido recuerdo, pero eso me recordó) que hablan y se mueven y tienen vida propia.
Saludos.-
Wow... excelente.
Saludotes.
que buena la imagen....me dieron ganas de correr al primer museo del barrio.....cariños a granel...paso a verte y avisar que estoy de vuelta.
que lindo!!!!
me gusta leerte.
GRacias por tu visita
cariños
daNy
Me acordé del corto de Scorsese en "Historias de Nueva York"...
Algo tiene...
Hola Vide!!!
Inmediatamente se me vino a la mente "El Tunel" , como no inspirarse en un retraro, en oleo... revolucion de pensamientos (y algunos sentimientos)
A mí también se me vino a la memoria un poco de El Túnel. ¡Lindo relato!
Saludos!
El texto parte con un "¿Buena? Nueva"
creo que no es tan buena, pensando en todo el tiempo que dejaron pasar, sin duda es un peso que las parejas rejuntadas cargan cuando vuelven a estar juntas, es buena porque por fin alguien despierta del letargo que causa la fuerza de la costumbre. No tengo mucho más que agregar, me siento demasiado influenciado por mi propia realidad para dar una opinión objetiva, seguir comentando podría ser hasta patético.
Del relato... como siempre bien contado, me gusta tu metafora.
Cariños.
Bertrand
y gracias por comentar mi juego de niños.
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