Tres hormigas se pasean presurosas por el marco de la ventana; una de ellas muere al ser aplastada por la pata del gato que aprovecha el rato en que la cortina hace fantasmas con el viento para entrar en la casa.
Tras el portón las micros pasan una tras otra de ida. Ninguna de vuelta.
Tras el portón las micros pasan una tras otra de ida. Ninguna de vuelta.
Un par de lágrimas refuerzan su dolor de cabeza que hace que su piel palpite como si dentro del cerebro se gestara la más genial de las ideas.
Los ojos cerrados y la sien turbulenta. Hombros agarrotados y un sentimiento de amargura que es imposible de borrar.
Foto: google
1 comentario:
A veces los sentidos se agudizan al máximo. Cómo controlar eso...es difícil.
Muy buena descripción, amiga. Pasaba a dejarte un abrazo, hubiera sido grato verte en el asado blogger. Para la otra??
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