No te das ni cuenta cuando, en 5 segundos, el ritmo de las cosas a las que estabas acostumbrado cambia radicalmente para terminar convirtiéndose (la mayoría de las veces) en vidrio molido bajo tus pies.
Bastan 5 segundos para que 30 metros de altura se vuelvan eternidad.
Para que una de las personas que más amas no te defienda.
Cinco segundos para pestañear y volver a la realidad.
Sólo hace falta de 5 segundos para completar la vida.
Y para que te apuñalen por la espalda.
Cinco segundos para insertarse en la neurona el odio.
Para contar hasta 5 y besar otra vez.
Bastan cinco segundos para recordar que recuerdas y para saltar el vidrio molido una vez más.
Foto: Viddeara