¿Qué hacer cuando uno trabaja en un medio en donde no muchas veces está de acuerdo con lo que se habla?
Bueno, perfectamente uno podría alejarse de ahí... después de todo "la puerta es ancha" y hay una fila de profesionales detrás esperando por ese puesto (aunque sea por 100 lucas y tengas tu diploma ahí aún sin enmarcar).
Ayer entrevisté a un empresario chileno que hace poco firmó una franquicia con la empresa más grande del mundo - de hecho no tiene competencia - de perlas negras cultivadas en Tahití.
El personaje, de 33 años, amante del mar, hace una década vendió una lancha para irse a surfear a Tahití. Allí conoció el asunto del cultivo de la perla negra, le gustó, se dedicó un rato a eso y ahora vuelve al país con algunos productos para ofrecer al chileno ¿corriente?.
Contó que aquí hay gente con mucha plata (de eso no hay duda) y que todos comprar mucho esta perla, ya que posee una belleza única, agregpandole además el tema de la exclusividad y lujo.
El producto más barato, onda el más "rasquita" cuesta 230 mil pesos y uno que otro collar con tan sólo 6 de estas perlas, 1.300.000 pesos. Ahí viene mi titubeo: ¿de qué estamos hablando? Ok, cada uno se gasta la plata en lo que se le dé la gana, pero ¿será necesario ponerse encima un collar de un millón de pesos mientras que hay gente que intenta solventar a su familia con 160 lukas?
Y claro, tengo que ser paciente, después de todo es mi trabajo. Escucho, intento hacer preguntas y realizar este reportaje. Hay que endurecer el cuero derepente.
Foto: google